El libro de las Lamentaciones de Jeremías es por excelencia, una obra poética fascinante. La forma acróstica de los lamentos, suple las veintidós consonantes hebreas por una frase en español de veintidós letras.
El acróstico es una forma poética en que la primera letra de cada línea o estrofa va formando una palabra o frase, siempre y cuando se lea verticalmente.
En el libro de las Lamentaciones en los capítulos 1, 2 y 4, si leemos verticalmente la primera letra de las veintidós estrofas que se compone cada capítulo, encontramos la frase «Pobrecita de ti, Jerusalén». En el capítulo 3 al leer las sesenta y seis estrofas, hallamos la frase «Yo soy el Siervo sufriente». Es como si Dios a través de Jeremías revela su amor y dolor por el pueblo al que está castigando por su desobediencia.
El capítulo tres expresa la profunda tristeza del YO SOY al lamentarse por la desobediencia del pueblo al cual ama. La tragedia de Jerusalén es haberse olvidado del Dios de sus padres. Jeremías lo expresa de una forma tan dolorosa; es como si el Espíritu Santo trasmite al corazón del profeta los sentimientos que Dios mismo está experimentando por su pueblo Ierushalaim/Jerusalén (Jeremías 13:17).
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