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miércoles, 25 de agosto de 2010

JEREMÍAS Y LOS FALSOS PROFETAS DE SIEMPRE

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. 17 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros… 21 No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban… 31 Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 32 He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová” (Jeremías 23: 16, 17; 21; 31, 32)

1. El terrible engaño de creer que ahora reinamos y poseemos

Hoy en día ocurre como en los tiempos de Jeremías, cuando el pueblo judío pensaba –engañado por los falsos profetas de entonces – que iba a prosperar como en los días de Salomón, cuando lo que se avecinaba era la inmediata destrucción de Jerusalén, y la deportación de muchos a Babilonia.

Mientras hoy en día se predica incesantemente desde tantos púlpitos que es la hora en la que el creyente ha de recibir la abundancia material de las naciones, y a disfrutar de su herencia aquí y ahora, esto mismo ya ocurría en tiempos de Jeremías con aquellos falsos profetas denunciados por la misma Palabra de Dios.

En el mismo espíritu que el “hijo pródigo”, el cual quería la herencia estando su padre en vida (Lc. 15: 11ss), estos falsos profetas de la actualidad, incitan al pueblo de Dios a ser ya - y de facto – reyes; y reyes que posean las riquezas de este mundo.

Al menos el hijo pródigo sólo quería lo que le iba a corresponder, mientras que otros van incluso más allá. En este sentido, hace poco vi a un predicador de la prosperidad impunemente diciendo en un congreso aquí en Madrid, España:

“El cuervo es un animal que la Biblia lo califica como demoníaco…Dios lo va a usar como le de la gana…los impíos van a venir a la iglesia a traerte plata, los traficantes van a venir a traerte el tesoro, y Dios lo va a hacer; no les cierres las puertas a los cuervos que Dios va a traer…prepárate que viene el establecimiento del Reino, prepárate que vienen finanzas…” (1)

Según la enseñanza de ese varón, y que todos aplaudían en el congreso, Dios va hacer que las riquezas atesoradas por los traficantes, conseguidas por la extorsión y el crimen, sean depositadas por ellos mismos en nuestras manos… ¿Cómo se puede llegar a enseñar tamaña perversión? ¿Cómo pueden los asistentes decir amén a eso? ¿Qué tipo de terrible ceguera espiritual se está propagando hoy en día en medio de tantos creyentes?

Prácticamente, todo el mensaje de estos falsos profetas radica en la dirección del materialismo y la búsqueda del poder y del dinero. Es simple codicia, y entre otras cosas, un escándalo para los oídos de cualquiera.

¡Hemos llegado a ser piedra de tropiezo para muchos, y excusa para que se rechace el Evangelio por parte de muchos!... (Sigue leyendo)
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España.

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