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viernes, 29 de octubre de 2010

¡Quita a Halloween de tu vida!

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. (Efesios 6: 12, 13)


Estamos inmersos en una guerra abierta, y la inmensa mayoría de los creyentes no se aperciben de mucho. Viven ensimismados, en su cotidianidad y sus quehaceres. No se dan cuenta de que el enemigo planea sobre sus cabezas, proyectando su sombra de muerte lo más negra que se le permita, y sin embargo la Palabra nos exhorta a que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones  (2 Corintios 2: 11). Una de las maquinaciones del diablo es la de llevar al pueblo de Dios a una constante distracción.

El diablo teme al cristiano que ora, intercede, echa fuera demonios, pero se ríe del cristiano distraído. Ese tipo de cristiano no supone ningún tipo de amenaza para el enemigo de nuestras almas.

Un ejemplo claro del cristiano distraído es el de la iglesia de Laodicea (Ap. 3: 14). Los laodicenses andaban más que distraídos en su propia autosuficiencia, en su propio error de pensar que todo lo tenían, y que no necesitaban nada. Vivían inmersos en la trampa de la vanalidad, y de la autocomplacencia, esta es una de las principales distracciones.

El cristiano espiritualmente dormido, no es un peligro para el enemigo. Hay muchas maneras de dormir al creyente, una de ellas es diciéndole que prestar atención a las obras del diablo, o hablar sobre el diablo, es darle la gloria al diablo, y que por lo tanto, lo mejor es ausentar de nuestras conversaciones, predicaciones, enseñanzas, etc. todo lo concerniente a su influencia y labor. El cristiano entonces, se aletarga espiritualmente, y deja de luchar, ¿para qué luchar, si el diablo ya fue derrotado en la Cruz? Sacando esta última frase bíblica de su contexto, se consigue adormecer al creyente, y mientras tanto, Satanás saca inmensa ventaja para seguir haciendo su obra de destrucción.

William Schnoebelen, en su libro “Lucifer destronado”, dice lo siguiente: He hablado con cristianos que son sinceros e inteligentes, pero que piensan que el mundo espiritual tiene poco o ningún impacto sobre ellos. Piensan que quizás haya un demonio ocasional sobre China, y que de vez en cuando, algún misionero metido en problemas, podría ver un ángel  (1) Viven de espaldas a la realidad espiritual, pero ya no podemos pagar más por ese lujo. La realidad se está imponiendo, y el pueblo de Dios de aprender a sacar su espada y aprender a manejarla…contra el enemigo espiritual.


Una de las obras sutiles pero extremadamente dañinas que el diablo usa hoy en día cada vez con mayor profusión, es a través de una fiesta; una fiesta que originalmente, para los países latinos, tanto americanos como europeos, era absolutamente foránea, y se llama Halloween. Nos detendremos aquí para estudiar bien de cerca que es, que representa, que pretende ser y qué es de hecho Halloween, y veremos como el enemigo nos ha distraído a muchos con esta cuestión que está resultando tan enormemente dañina.

Orígenes de Halloween
Halloween, originalmente fue un festival que celebraban los celtas hacia el año 300 a.C. Ese pueblo, era controlado y dirigido por los llamados druidas, que no eran otra cosa sino satanistas de los de entonces (aún existen los druidas, y están muy activos). Los celtas eran un pueblo del norte de Europa, diseminados por Inglaterra, Irlanda y norte de Francia principalmente. Ese festival aludido, señalaba el principio del invierno. Los druidas adoraban al “dios de la muerte”, alias el diablo. Cada 31 de octubre, esos brujos celebraban la víspera del año nuevo céltico, en honor a esa deidad falsa llamada Samhain. Lo hacían brindándole sacrificios humanos y de animales. El festival de Samhain, llamado "el festival de la muerte", era celebrado oficialmente y aún hoy es reconocido por todos los satanistas y ocultistas.

Ruinas Celtas de Stonehenge

Esos brujos de maldición iban de casa en casa, exigiendo toda clase de alimentos y otras cosas para su consumo y ofrecerlo a su “dios de la muerte”. Si la gente del pueblo no les daba esos alimentos que ellos exigían, éstos echaban un hechizo diabólico sobre sus casas, cuyo efecto era la muerte de uno de los miembros de la familia...(Continúa leyendo)

Pr. Miguel Rosell, Centro Rey, Madrid, España
Octubre 2006
http://www.centrorey.org/

Ver más sobre Halloween.

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