“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”(2 Corintios 6: 14)
Marcos Witt dice:
“Soy un líder puente pues hay dos clases de líderes: los que construyen puentes y los que construyen paredes… Yo nunca he tenido una agenda proselitista… No creo que la meta sea que vayan a nuestras iglesias sino que vayan al cielo… este es el motivo por el cual muchos católicos vienen a mis conciertos pues no soy de los que insta a que tienen que abandonar ciertas prácticas o religión…”(1) (énfasis mío)
Marcos Witt es muy conocido, no sólo entre evangélicos, sino entre católico romanos. Este hombre que dice de sí mismo ser “un embajador”, que viaja “por todos los continentes uniendo la iglesia” (2), pretende trasladarnos un tipo de evangelio y una manera de entenderlo que, según él, debería encajar bien en todo lo que se denomina cristianismo. No es así. Y no obstante – tantos - tanto todavía lo toleran, y aún lo defienden…Muchos todavía desconocen. A ellos principalmente me dirijo con este estudio.
1. ¿Qué está pasando en lo que denominamos iglesia?
“y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8)
En el mundo eclesial, de entre los muchos que toleran el error y el consiguiente aumento de la apostasía por parte de los falsos maestros, están los que en aras de lograr un gran éxito, crecimiento y expansión del cristianismo, hacen la vista gorda ante las propuestas y actuaciones anticristianas dentro de lo comúnmente llamado “evangélico” (Ef. 5: 11) – estos por un lado – y por otro lado, están los que por manifiesta ignorancia de la Escritura, se mantienen en dicha corriente, además, con júbilo y supuesto gran gozo, sin percatarse de nada por causa de su ingenuo desconocimiento. Estos últimos son advenedizos perennes (2 Ti. 3: 7)
Los dos tipos, los resumo del modo siguiente:
1) Los voluntariamente ciegos.
2) Los ignorantes de la Escritura.
Tanto unos como otros, en su generalidad, necesariamente no suponen grandes nombres dentro del mundillo evangélico, básicamente son sólo conocidos a nivel local, poco más, pero tienen una gran influencia sobre muchos creyentes profesantes porque son muchísimos en todas partes.
Evidentemente, estoy hablando, no sólo de ovejas, sino de una infinidad de pastores y diferentes ministros.
Tanto para unos como para los otros, en definitiva, el fin justifica los medios.
Para todos ellos, de hecho, no importa lo que la Escritura diga; es más importante el éxito del evangelio que, en definitiva, la voluntad de Dios claramente expresada en las Escrituras.
No buscan tanto la voluntad de Dios, más que buscan el “éxito”. Esa palabra: “éxito” inunda sus bocas como nunca antes en la historia eclesial.
Si a un creyente implicado en esta actual corriente de éxito le preguntáramos, algo así como: “¿Qué es lo más importante para usted en esta vida?” Sin duda su respuesta sería:
“Lo más importante para mí en esta vida es cumplir con el potencial que está dentro de mí. Conquistar los sueños…Yo he sido creado para conquistar…”
Pero si le preguntamos a un cristiano que de veras ama a Dios y conoce la Escritura, haciéndole la misma pregunta, su respuesta sería otra. Sería:
“Lo más importante para mí en esta vida es cumplir con la voluntad de Dios”
¡Nótese la enorme diferencia! Lo primero es lección aprendida; lo segundo es convicción del Espíritu.
“Portada del libro de Dante Gebel “Destinado al éxito”. Pero no es el éxito conforme a la voluntad de Dios, sino que se trata de “alcanzar los sueños de uno”. Es falso cristianismo” |
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”(Gálatas 1: 10)
El asunto aquí es acerca del entendimiento que podemos llegar a tener acerca del concepto éxito(palabra que por cierto, no encontramos en el N.T.)
En el diccionario encontramos que éxito (del latín exitus, que significa salida), se define como: “Buena aceptación que tiene alguien o algo”.
Por lo tanto es un asunto tremendamente aleatorio, ya que esa “buena aceptación” sería siempre conforme al entendimiento u opinión de cada quien.
Pero como cristianos, ¿Cómo deberíamos entender el éxito en el contexto de fe y obra cristianas?
Tomemos una expresión que en los últimos años se está oyendo por todas partes dentro de lo “evangélico”: “líderes de éxito”. Según este concepto, tan manido ya, ser líder de éxitosignifica lograr lo que se emprende; obtener reconocimiento; conseguir los objetivos… ¡nada diferente a lo que se esperaría de un líder empresarial o político!
En la contraportada del libro del “líder de éxito”, César Castellanos, “Sueña y ganarás el mundo”, leemos:
“César y Claudia han logrado todo lo que han emprendido, y son reconocidos mundialmente…”
Este es el sentido de ser “líderes de éxito” en lo “evangélico”…
Contrariamente, tenemos tantos ejemplos bíblicos y extra bíblicos de verdaderos hombres y mujeres de Dios que no tuvieron ese tipo de éxito, ya que no consiguieron lo que humanamente se pudieran haber propuesto, no obstante, sí tuvieron el éxito que Dios determinó que tuvieran (y ese es el que realmente vale).
El apóstol Pablo al final de sus días, prisionero en Roma, encadenado y abandonado por casi todos, exclamó:
“Yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”(2 Ti. 4: 6-8)
Pablo comprendió que el éxito en su ministerio no era conforme el hombre lo entiende, sino como Dios lo quiere.
“Según “America Showbitz”, Marcos Witt ha invitado al famoso y mundano cantante Ricky Martin a grabar con él un canto evangélico en su próximo disco. Otro ejemplo del “éxito”” (3) |
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3)
En este artículo voy a poner algunos ejemplos, que espero nos vayan a ayudar a comprender mejor todas estas cosas. Aunque seguiré mencionando nombres, como el de Marcos Witt, no pretendo con ello degradar a nadie, sino exponer hechos, de manera que nos ayude a apartarnos del error (1 Ti. 1: 20).
…Y todo ello a pesar de que muchos se opongan.
Un conocido ministro a nivel local (y por tanto no desvelaré aquí su nombre), ante uno de mis emails, me respondió exigiéndome que le borrara de mi lista de envíos de correo electrónico, ya que, según él, no dejo de “descalificar a diestra y siniestra”.
Justamente ese es el problema. Bien, si para ese hombre, ciego a voluntad, analizar lo que enseñan ciertas personas públicas a la luz de la Biblia, y luego decirlo es “descalificar a diestra y siniestra”, pues esa será su opinión, pero no vale ante la Escritura. Este varón y los que son como él, han olvidado Judas 3, 4. Han olvidado lo que significa ser atalaya.
Pero es conforme a lo que ya vengo argumentando: o bien hacen la vista gorda, o bien ignoran la Escritura… y todo en aras de la “unidad”, el éxito del evangelio, y la consecución del “gran avivamiento” que siempre está para llegar (y nunca viene), etc. etc.
En cuanto a esto último, y contrariamente a lo que la Escritura enseña, desde hace aproximadamente veinte años para aquí, innumerables llamados profetas y profetisas se han levantado declarando “en el nombre del Señor”, que un gran avivamiento mundial y su consiguiente reforma mundial, barrerá la tierra, y la iglesia “conquistará las naciones para Cristo”. Esto último - aseguran - constituye el llamamiento de muchos ministerios e iglesias (4)
Este posicionamiento pseudo escatológico/teológico, proveniente del amilenarismo principiado por Agustín de Hipona y el romanismo en su versión moderna, el postmilenarismo, ha cautivado la mente y los corazones de miles y miles, porque implícito en él, está ese sentido del “éxito” aludido.
•Es lógico - según la simple lógica humana - preferible creer en la “conquista de las naciones para Cristo”, todas ellas entregándose voluntariamente a Cristo, que aceptar la ejecución de Su sentencia contra ellas (Ap. 10: 11; 11: 18; Salmo 2: 1-5; etc.).
•Es preferible (según la simple lógica humana), creer que ahora la Iglesia es triunfante y reina en este mundo (¿?) y que ya recibe toda su herencia aquí y ahora, a aceptar que “todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser”, y que no será así sino hasta que “Él se manifieste” (1 Juan 3: 2).
•Es preferible creer que la “unidad de los cristianos” provocará el gran avivamiento mundial (mal interpretando Juan 17: 23), a creer que la única unidad que vale, es la del Espíritu (Efesios 4: 3) y no la nuestra, y que cuando el Señor regrese, no encontrará fe en la tierra (Lc. 18: 8; 17: 26, 28)
Pero claro, todo esto rezuma FRACASO, y es contrario al éxito desde un punto de vista humano.
En realidad, si nos damos cuenta, toda esta manifestación triunfalista de un evangelio que va a transformar este mundo conforme al entendimiento comentado, no se corresponde en absoluto con la verdad revelada en las Escrituras, sino que sólo procede de la imaginación, fantasía y deseo de aquellos que en definitiva pretenden agradar a Dios, sin dejar de agradarse a sí mismos (porque esperan desarrollar su potencial…)
Son buscadores del “éxito” conforme en definitiva el mundo lo entiende.
Son buscadores de ese crecimiento numérico, del cual la Biblia no habla, pero que ha estado y está en boca de todos esos falsos profetas y falsos apóstoles de turno de continuo por años… y sigue.
Para ellos, y de hecho, el “éxito” del evangelio, se mide en resultados, y esos resultados tienen mucho que ver con la gran cantidad de gente que se llegare a declarar cristiana profesante en un país o ciudad, y sobre todo, con la cantidad de gente que llegare a llenar sus templos, a poder ser, varias veces los domingos.
Al respecto de esto último, Marcos Witt se expresó de la siguiente manera:
“Hay líderes que se encierran y otros que rompen muros... Cuando de pronto se me da la oportunidad de pastorear, pude ver los resultados. Ninguna iglesia hispana en los Estados Unidos ha crecido tan rápido como la nuestra. Sigue creciendo cada semana. Dios me ha sorprendido con esa gracia que me ha dado como pastor. No me he sentido frustrado ha sido uno de los deleites más grandes que he encontrado en mi vida". (5)
La pregunta que nos hacemos es: ¿Cuántos realmente convertidos y verdaderos discípulos de Cristo habrá en ese crecimiento de la apóstata iglesia de Joel Osteen (Lakewood Church), que es la iglesia pastorea Witt en el área hispana? (Sigue leyendo...)
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.
Marzo 2011
http://www.centrorey.org/
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