INTRODUCCIÓN
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Aquél encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos encontrado al Mesías, que significa «Cristo» Juan 1:40-41
Recientemente toqué el tema Operación Andrés en mi programa “El Mundo Actual”, el cual está disponible en audio, en elsitiocristiano.com. Pero también quiero hacer una reflexión escrita en estos momentos.Sin lugar a dudas, estos pasajes que tocaremos, como el de Juan 1:40-51, despierta un gran entusiasmo al analizar esas lindas experiencias de estos grandes hombres judíos que tuvieron el privilegio de haber conocido al Señor Jesús y haber entregado sus vidas para siempre al servicio de Él. Analizaremos brevemente la historia de estos hombres; desde Andrés hasta Natanael. Recuerdo en mis inicios en el camino del Señor, a finales de la década del 70, y más profundo en los 80´s, los famosos programas titulados “Operación Andrés”, que consistía en ir a testificar de Cristo Jesús a otras personas, comenzando por la familia y después a nuestros amigos. La idea era provocarlos a un desafío, o por lo menos tratar de imitar a los grandes paladines evangélicos narrados en estos pasajes; esto motivaba hacerlo con una pasión sencilla, pero con profundo amor por las verdades benditas del evangelio del Señor Jesús. Por ello comenzaremos con Andrés.
LA FAMILIA ESTÁ EN PRIMER LUGAR
Andrés era del pueblo de Betsaida, muy cerca de Capernaum, en las riveras del mar de Galilea; era pescador de oficio. En lo religioso era un practicante del Judaísmo. Como buen judío, esperaba en aquellos días la aparición del Mesías de Israel. De hecho, ya estaba siguiendo a Juan El Bautista, y por medio de él es como se dio cuenta que El Mesías era el Rabino Jesús de Nazareth.Debió haber sido lindo aquel encuentro de Andrés con el Rabino Yeshua, que sin pérdida de tiempo fue en busca de su hermano Shimon. Por muchas características que encontramos en las narraciones sobre la historia de este personaje, suponemos que Shimon era de temperamento inquieto, lo que posiblemente lo hacía una persona deseosa de encontrarse a sí mismo, y tener ese profundo cambio que tanto anhelaba. Andrés, su hermano, debió saber perfectamente esta necesidad. Y al acercarse Andrés al Rabino Yeshua, se dio cuenta que su hermano debía conocer también al Señor, y así lo hizo. Cuando Andrés conoció al Señor Jesús, fue con su hermano Simón para decirle que habían encontrado al Mesías, y le llevó para que también lo conociera. Esto se conoce como “el primer amor”. Creo que la gran mayoría de quienes leen este artículo han tenido un cambio con el Señor, y han tenido esa linda experiencia que tuvo Andrés: De ir lo más pronto posible donde está el familiar más cercano en tu vida, y compartir. Me pasó a mí hace casi 35 años, y estoy seguro que te ha pasado a ti también. La misión de Andrés no sólo fue hablarle a su hermano Shimon, del Señor Jesús, sino que puso todo su empeño para traer a su hermano a conocer personalmente al Señor. Y esto nos deja una profunda enseñanza: No sólo basta testificar de Jesús a nuestros seres queridos. También debemos forzarnos por traerlos al conocimiento de Dios; no importa cuáles sean los problemas de nuestros familiares. Estaremos seguros que al conocer a Jesús, se provocará un profundo cambio.
Y lo trajo a Jesús. Mirándolo Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás. Tú serás llamado Cefas; es decir, Pedro. Juan 1:42
Cuando Shimon conoció a Jesús, el Señor de inmediato cambió su nombre. De una piedra muerta a un piedra viva. Ahora se llamará Cefas; o sea, Pedro. Es decir, una piedra útil para la Iglesia del Señor.En otras palabras: Ahora la vida de Pedro tendría sentido. Aquel encuentro de Pedro cambió para siempre su vida; más tarde se convirtió en uno de los doce apóstoles del Señor, y en uno de los principales del concilio de la Iglesia en Jerusalén. La historia dice que Pedro murió como mártir bajo la orden de Nerón César, quien ordenó crucificarlo. Pedro dijo que no merecía morir de la misma forma en que murió el Señor Jesús, así que pidió que lo crucificaran con la cabeza hacia abajo. Esta parte de la historia nos recuerda a todos los evangélicos de las décadas del 70-80. De cómo en las iglesias los ministros nos exhortaba a ganar lo más pronto posible a nuestros seres queridos. Hoy muchos cristianos de esa época todavía tenemos la satisfacción de que muchos de nuestros seres queridos ya están con el Señor, gracias al buen ejemplo de la enseñanza Operación Andrés.
TRAER A LOS AMIGOS
Al siguiente día, Jesús quiso ir a Galilea; encontró a Felipe y le dijo: Sígueme. Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés, en La Ley, y también los Profetas: a Jesús, hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Respondió Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael, que se le acercaba, dijo de él: ¡Aquí está un verdadero israelita en quien no hay engaño! Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Jesús le respondió: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael exclamó: ¡Rabí, Tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres El Rey de Israel! Le contestó Jesús: ¿Crees porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”? Cosas mayores que estas verás. Y agregó: De cierto, de cierto os digo: Desde ahora veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre. Juan 1:43-51
En estos pasajes preciosos, encontramos el relato de dos personajes que finalmente terminaron siendo parte de los doce apóstoles del Señor Jesús. El propio Señor Jesús se presentó a Felipe; sin lugar a dudas, un gran privilegio. Hay miles de personas, a lo largo de estos dos mil años, a los cuales el Señor Jesús se les ha presentado. Con toda humildad y con profundo respeto a mi Señor Jesús, soy una de esas miles de personas que, al igual que Felipe, el Señor mismo se les reveló. Felipe al ver a Natanael también le dijo que habían encontrado a aquél de quien había escrito Moises y los Profetas. A lo largo de nuestra vida sin duda hemos conocido a lindas personas, que sin ser evangélicos muestran un testimonio impresionante, y que se han llegado a convertir en verdaderos amigos. Felipe tenía lindos recuerdos de su amigo Natanael, por eso en el momento en que él tiene su propia experiencia con el Señor Jesús, de inmediato fue y le buscó. Y no sólo le testificó, sino que lo invitó a que experimentara él mismo. Esto es lindo, y nos debe motivar a traer a muchos de nuestros amigos a los brazos de Jesús; les animo en estos días a que despierte en ustedes una gran pasión por testificar y traer a sus amigos a los brazos del Señor Jesús. Natanael era un religioso piadoso —una característica ausente en muchos religiosos de hoy en día. Y en ocasiones mas que religiosos, pareceieran fanáticos que no están dispuestos a reconocer su necesidad espiritual— Natanael tenía grandes virtudes, pero cuando se encontró con el Señor se dio cuenta que necesitaba recibirle como el Mesías Salvador. Insto a todos los que se consideran excelentes religiosos, incluyendo a miles de evangélicos, a que vengan a conocer al Señor Jesús y que reconozcan su necesidad espiritual. El Señor dijo en una de sus bienaventuranzas que el que reconoce su necesidad espiritual será llamado hijo de Dios (Mateo 5:3). Cuando un religioso verdadero reconoce que necesita al Señor Jesús como su Salvador, el Señor tiene cosas lindas para su vida; ese fue el premio para Natanael. No sólo tuvo el privilegio de haber conocido personalmente al Señor, sino que sería testigo de las grandes bendiciones del Señor a lo largo de su vida.
CONCLUSIÓN
En lo personal tengo lindos recuerdos de las décadas antes mencionadas; nunca olvido a nuestros evangélicos de ese tiempo. Había una profunda motivación desde el seno mismo de las iglesias, que inspiraba a realizar grandes campañas de testimonios y evangelismo personal.Era precioso montarse en un bus; ver hermanos o hermanas que se subían a un transporte, y comenzaban a testificar del Señor, sin dejar de repartir los famosos tratados. Miles de esas personas entregaron sus vidas al Señor, gracias, precisamente, a un tratado. Gloria a Dios por todos aquello hermanos que aun salen a las calles a compartir las buenas nuevas de salvación. Muchos de esos reos, convertidos en esas cárceles, hoy en día son ministros del Señor. Cómo extrañamos a esos verdaderos cantantes, como los antiguos Voceros de Cristo, quienes con sus conciertos gratis en el estadio Flor Blanca, de San Salvador, comenzaban a tocar sus guitarras y a entonar esos cantos poéticos y profundos. Y la reacción de los propios pecadores era pasar al frente, llorando, para recibir a Cristo Jesús como su Salvador. Cómo anhelamos a esos evangelistas que se gozaban en ganar muchas almas nuevas para el Señor a través de aquel mensaje sencillo, pero que glorificaba al Señor Jesús; cómo añoramos a esos verdaderos pastores que nunca utilizaron el título de “apóstol”, pero que daban sus vidas por la predicación genuina del Evangelio. En aquellos días no teníamos redes sociales ni Internet, pero nos aprovechábamos de los famosos mimeógrafos e imprentas, para sacar folletos y tratados; cómo deseamos volver a tener radios con verdadero sello evangélico. Hoy en día tenemos las más grandes puertas abiertas. Como nunca antes en la Historia tenemos las redes sociales, y lastimosamente sólo las estamos utilizando para chatear. Aunque, sin bien es cierto, en gran medida también se han usado para denunciar a los falsos apóstoles de la prosperidad. Pero no estamos aprovechando para testificar a los miles de contactos que vemos en las redes sociales. Hoy en día se pasan muchas horas en el teléfono celular para mensajear, intercambiando puros chismes, y nunca para compartir del inmenso amor que es Cristo Jesús. Les exhorto a regresar de nuevo a testificar de Cristo Jesús; volvamos al evangelismo personal, utilizando estas redes sociales. Y porqué no, el mismo teléfono celular. Propongámonos a volver a ser verdaderos testigos del Señor Jesús. Siempre habrá alguien cerca de nosotros, un familiar o un amigo, que necesita conocer a Jesús como su Salvador y nosotros podemos ser ese instrumento que Dios utilice para llevarlos al conocimiento de él. Los animo a que comencemos una gran campaña en las redes sociales para testificar de las buenas nuevas del Señor; busquemos a las almas que están en las cárceles. Y porqué no, personalmente también, aunque tenemos grandes hombres de Dios hoy en día llamados “capellanes”, que están predicando en las cárceles, unámonos a ellos. Inste a los pastores a que vuelvan al evangelismo personal. Conozco a un joven pastor de origen hondureño, en Nueva Orleans, llamado Jorge Colato, quien los sábados practica el evangelismo personal en su ciudad y es testigo de muchas almas nuevas en su iglesia; únanse con su servidor. Yo lo haré de aquí en adelante en mis campañas, motivando a los pastores, en seminarios y congregaciones, a que volvamos al evangelismo. Me gustaría que después de haber iniciada esta jornada, nos compartan testimonios en nuestras redes sociales. Dios les bendiga Shalom Antonio Bolainez. |
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