Por: Carlos Carrillo
Judá fue el cuarto hijo de Jacob, Lea en su afán de ser amada por Iaacov dice: «… Esta vez alabaré a Jehová;» (Génesis 29:35). Eso quiere decir que Yehudá significa “alabanza”.
El emblema de el León de la tribu de Judá, se debe a las últimas palabras pronunciadas que Jacob/Iaacov en su lecho de muerte le dice a Yehudá/Judá. Cuando llega el momento de bendecir a su hijo el patriarca anuncia: «Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echo como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará? (Bereshit/Génesis 49:9)». Es por eso que la insignia de la casa de Judá es el león, en correspondencia por las palabras de su padre Iaacov.
Pero ¿qué representa el león de Yehudá? Representa: ley, orden, generosidad, justicia, dignidad, autoridad, realeza, poder, firmeza, y superioridad sobre sus adversarios.
En las Escrituras encontramos que a Jesús se le conoce como el León de Judá. El apóstol Juan tiene una visión y mira a uno sentado en el trono sosteniendo en su mano derecha un libro. Y un ángel fuerte pregonando ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Juan estaba compungido, llorando, y un anciano se le acerca y le dice no llores, he aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. (Apocalipsis 5:1-5).
Continua diciendo, el Cordero que fue inmolado, el que tiene los siete espíritus, el que está en medio de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, es digno de abrir el libro y quitar sus sellos porque ha sido inmolado y con su sangre nos ha redimido, en otras palabras, Jesucristo el cordero que fue sacrificado en la cruz del calvario, es digno. (Apocalipsis 5:6-10).
Pero normalmente la mayoría de las personas prefieren al Cordero por su amor, misericordia, bondad y perdón. Al Cordero que fue inmolado, sumiso, quieto, noble, callado, dispuesto a ser sacrificado por todos.
Sin embargo, pocos prefieren al Cordero como el León, y si lo prefieren quieren verlo como un cachorrito ‘indefenso’, noble y tierno, pero el León ruge con furia. El León ruge desde Sión, ruge desde su Trono, y cuando ruge sus enemigos tiemblan y huyen espantados. Pues cuando ruge desata un sonido atemorizador, temible, con poder, capaz de derrotar a sus adversarios.
Jesucristo el León de la tribu de Judá, ruge, y lo hace con furia, enojado, pues su pueblo está siendo engañado, robado. Ruge contra aquellos que quieren robarle la gloria que sólo a Él le pertenece y contra aquellos que comercian con la Iglesia. Nos desafía y compromete pues no podemos tomar solamente al Cordero y dejar de lado al León. Por eso el creyente debe seguir denunciando aquellos ladrones y mercaderes de la fe (Juan 2:13-17), pues Jesús dice; YO SOY el Cordero pero también soy el León de Judá y rujo con furia.
Pero ¿qué representa el león de Yehudá? Representa: ley, orden, generosidad, justicia, dignidad, autoridad, realeza, poder, firmeza, y superioridad sobre sus adversarios.
En las Escrituras encontramos que a Jesús se le conoce como el León de Judá. El apóstol Juan tiene una visión y mira a uno sentado en el trono sosteniendo en su mano derecha un libro. Y un ángel fuerte pregonando ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Juan estaba compungido, llorando, y un anciano se le acerca y le dice no llores, he aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. (Apocalipsis 5:1-5).
Continua diciendo, el Cordero que fue inmolado, el que tiene los siete espíritus, el que está en medio de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, es digno de abrir el libro y quitar sus sellos porque ha sido inmolado y con su sangre nos ha redimido, en otras palabras, Jesucristo el cordero que fue sacrificado en la cruz del calvario, es digno. (Apocalipsis 5:6-10).
Pero normalmente la mayoría de las personas prefieren al Cordero por su amor, misericordia, bondad y perdón. Al Cordero que fue inmolado, sumiso, quieto, noble, callado, dispuesto a ser sacrificado por todos.
Sin embargo, pocos prefieren al Cordero como el León, y si lo prefieren quieren verlo como un cachorrito ‘indefenso’, noble y tierno, pero el León ruge con furia. El León ruge desde Sión, ruge desde su Trono, y cuando ruge sus enemigos tiemblan y huyen espantados. Pues cuando ruge desata un sonido atemorizador, temible, con poder, capaz de derrotar a sus adversarios.
Jesucristo el León de la tribu de Judá, ruge, y lo hace con furia, enojado, pues su pueblo está siendo engañado, robado. Ruge contra aquellos que quieren robarle la gloria que sólo a Él le pertenece y contra aquellos que comercian con la Iglesia. Nos desafía y compromete pues no podemos tomar solamente al Cordero y dejar de lado al León. Por eso el creyente debe seguir denunciando aquellos ladrones y mercaderes de la fe (Juan 2:13-17), pues Jesús dice; YO SOY el Cordero pero también soy el León de Judá y rujo con furia.
Bendiciones les visito nuevamente.
ResponderEliminarwww.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
Gracias por comentar Noemi!
EliminarRecibe saludos y continua bencidiendo el Blog con tu visita.
Dios te bendiga!
Saludos,
Carlos
Bendiciones, por aqui de nuevo visitandoles sean muy bendecidos.
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