Había un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos y comenzando a hacer cuentas le fue presentado uno que le debía diez mil talentos, pero como no podía pagar ordenó su señor vender todo lo que tenía. Pero el siervo le rogaba tanto que el rey fue movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda (Mateo 18:23-27).
Nuestro Dios es como este rey que vino hacer cuentas con sus siervos pero Él no vino a cobrar lo que cada uno de nosotros debe, sino a pagar la deuda que por causa del pecado adquirimos (Romanos 6:23), pues la deuda que tenemos es como la de este siervo, impagable.
Cuando Jesús agonizaba en la cruz del calvario de sus labios salieron unas palabras que fueron la expresión más importante de su obra expiatoria, el dijo: Consumado es. Las palabras consumado es, viene de la palabra Griega tetélestai (τετέλεσται) y que puede ser traducida como, “hecho”, “terminado”, “completo,” o “pagado totalmente”.
Para comprender un poco del porqué el Señor debió morir en la cruz del calvario y de esta manera ofrecerse como el pago de nuestra deuda. Es necesario irnos el principio para entender que por causa de la desobediencia vino el pecado y tras ella la condición del hombre cambio: de ser bendición se torno maldición, de ser vida vino a ser muerte, de estar en comunión con Dios en caída de su gracia y el destierro, de la alegría en tristeza (Génesis 2 y 3). Esta es la condición ahora por causa del pecado, es la deuda que adquirimos y que se convirtió en una deuda imposible de pagar.
Jesucristo es entonces nuestro redentor, Él es el pago de nuestra deuda. Cuando hablamos de redención nos referimos a “liberar mediante el pago de un precio”. Hay tres palabras que explican el significado de redención:
La primera palabra es Agorazo, que quiere decir «comprar en el mercado». En esta palabra se implica la idea de un mercado de esclavos. El hombre, en su pecado, es considerado bajo la sentencia de muerte (Ezequiel 18:4, Romanos 6:23), es por eso que el hombre se encuentra bajo la esclavitud del pecado (Juan. 8:34-36, 1ª Pedro 1:18-19). Pero en el acto de la redención es comprado por Cristo a través del derramamiento de su sangre (1ª Corintios 6:20, 7:23).
La segunda palabra es Exagorazo, que significa «comprar y sacar del mercado», esto quiere decir que los redimidos nunca más estarán expuestos a la venta (Gálatas 3:13; 4:5); indicando que la redención es una vez y para siempre.
Y la tercera palabra es Lutro, que quiere decir «dejar libre» (Juan 8:32,36). Poner en libertad mediante el pago de un precio, indicando que se libera a un esclavo. El concepto de la redención incluye la compra, el quitar de la venta y la completa libertad del rescate individual a través de la muerte de Cristo y la aplicación de la redención por medio del Espíritu Santo.
Jesucristo pagó el precio por la redención del hombre de la culpa del pecado en la cruz del calvario. En ese sacrificio Jesús llevó nuestros dolores, nuestras enfermedades y obtuvo la victoria sobre la muerte, el pecado y el dominio que Satanás tenia sobre nuestras vidas. Por lo tanto, no hay argumentos ni manera de pagar por nuestra salvación y por la deuda de nuestros pecados. Pero Jesucristo en la cruz del calvario pagó lo que nosotros jamás podíamos pagar. El sacrificio en la cruz es total y suficiente para que ahora por medio de Él (Jesús) tengamos la oportunidad de que la deuda eterna que tenemos con el creador sea saldada, pues todo está pagado en su totalidad.
Nuestro Dios es como este rey que vino hacer cuentas con sus siervos pero Él no vino a cobrar lo que cada uno de nosotros debe, sino a pagar la deuda que por causa del pecado adquirimos (Romanos 6:23), pues la deuda que tenemos es como la de este siervo, impagable.
Cuando Jesús agonizaba en la cruz del calvario de sus labios salieron unas palabras que fueron la expresión más importante de su obra expiatoria, el dijo: Consumado es. Las palabras consumado es, viene de la palabra Griega tetélestai (τετέλεσται) y que puede ser traducida como, “hecho”, “terminado”, “completo,” o “pagado totalmente”.
Para comprender un poco del porqué el Señor debió morir en la cruz del calvario y de esta manera ofrecerse como el pago de nuestra deuda. Es necesario irnos el principio para entender que por causa de la desobediencia vino el pecado y tras ella la condición del hombre cambio: de ser bendición se torno maldición, de ser vida vino a ser muerte, de estar en comunión con Dios en caída de su gracia y el destierro, de la alegría en tristeza (Génesis 2 y 3). Esta es la condición ahora por causa del pecado, es la deuda que adquirimos y que se convirtió en una deuda imposible de pagar.
Jesucristo es entonces nuestro redentor, Él es el pago de nuestra deuda. Cuando hablamos de redención nos referimos a “liberar mediante el pago de un precio”. Hay tres palabras que explican el significado de redención:
La primera palabra es Agorazo, que quiere decir «comprar en el mercado». En esta palabra se implica la idea de un mercado de esclavos. El hombre, en su pecado, es considerado bajo la sentencia de muerte (Ezequiel 18:4, Romanos 6:23), es por eso que el hombre se encuentra bajo la esclavitud del pecado (Juan. 8:34-36, 1ª Pedro 1:18-19). Pero en el acto de la redención es comprado por Cristo a través del derramamiento de su sangre (1ª Corintios 6:20, 7:23).
La segunda palabra es Exagorazo, que significa «comprar y sacar del mercado», esto quiere decir que los redimidos nunca más estarán expuestos a la venta (Gálatas 3:13; 4:5); indicando que la redención es una vez y para siempre.
Y la tercera palabra es Lutro, que quiere decir «dejar libre» (Juan 8:32,36). Poner en libertad mediante el pago de un precio, indicando que se libera a un esclavo. El concepto de la redención incluye la compra, el quitar de la venta y la completa libertad del rescate individual a través de la muerte de Cristo y la aplicación de la redención por medio del Espíritu Santo.
Jesucristo pagó el precio por la redención del hombre de la culpa del pecado en la cruz del calvario. En ese sacrificio Jesús llevó nuestros dolores, nuestras enfermedades y obtuvo la victoria sobre la muerte, el pecado y el dominio que Satanás tenia sobre nuestras vidas. Por lo tanto, no hay argumentos ni manera de pagar por nuestra salvación y por la deuda de nuestros pecados. Pero Jesucristo en la cruz del calvario pagó lo que nosotros jamás podíamos pagar. El sacrificio en la cruz es total y suficiente para que ahora por medio de Él (Jesús) tengamos la oportunidad de que la deuda eterna que tenemos con el creador sea saldada, pues todo está pagado en su totalidad.
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