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martes, 30 de noviembre de 2010

¿Quién es Jehova? ¿Quién es Jesús?

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En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Juan 1:1).

Los Testigos de Jehová son bien conocidos para su negativa de la deidad de Cristo. Según su teología, Jesús fue una encarnación de un arcángel supremo, no Dios en carne humana.

El nombre histórico para esta enseñanza es arrianismo. Arrio fue hereje del cuarto siglo cuya doctrina estaba opuesta por Atanasio y condenada en el concilio de Nicea en 325. La doctrina de la Encarnación de Arrio fue virtualmente idéntica a la de los Testigos de Jehová del día de hoy. Arrio aun usó muchas de las mismas discusiones que los T.J. utilizan hoy. Atanasio brillantemente respondió a Arrio y expuso sus distorsiones de la Escritura. El trabajo de Atanasio titulado Sobre la Encarnación representa una respuesta efectiva hacia los Testigos de Jehová.

Pero por el momento ignoremos los escritos de Atanasio, los documentos del Concilio de Nicea, y cualquier otra fuente histórica y teológica excepto la Escritura misma. ¿Es posible demostrar concluyentemente desde la Biblia solamente que Jesucristo se muestre en la Escritura como Dios? Creo que si lo es. Y estoy convencido de que aquellos que rechazan la deidad de Cristo por consiguiente también deben rechazar el significado simple de la Palabra de Dios.

Al menos ocho líneas de discusión se combinan para hacer el caso bíblico de la deidad de Cristo:

1. El Antiguo Testamento predijo a un Salvador divino

Necesitamos probar sólo con algunos pasajes cruciales para establecer el punto:

El salmo 2 es un Salmo Mesiánico y fue reconocido como tal por los judíos estudiosos, siglos antes de Jesucristo. En Hechos 13:33, Pablo afirma que este salmo tiene un significado Mesiánico. El salmo cierra con estos versos, “Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.” (vv. 11-12).
Allí las frases “Servid a Jehová con temor” y “Honrad al Hijo” es paralelo. Y como es típico en el paralelismo poético hebreo, esto quiere decir que las dos frases son equivalentes lógicos. Servid a “Jehová” significa “Honrad al Hijo”. Además, este salmo presenta al Hijo de Dios como Alguien en quien los creyentes pueden refugiarse – un Salvador que es el propio Hijo de Dios, idéntico en carácter y rango con el Padre Eterno.
El salmo 110 es identificado como un Salmo Mesiánico por el escritor de Hebreos (Heb. 5:6; 7:17). Aquí David le llama a Señor: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies., Hasta Que los hago a Suyos enemigos un banquillo para Sus pies” (v.1). Jesús mismo citó este verso en Mateo 22:43-45 para demostrar que él existió antes de David y que era superior a cualquier rey terrenal. La palabra traducida “Señor” en este versículo necesariamente no designa a la deidad. Es una palabra hebrea que a menudo se aplica a un amo terrenal. Así es que es sólo una unidad en el acertijo – no en particularmente significativo por sí mismo, pero cuando es pesado con el resto de la evidencia, su significado completo se aclara.
Otras profecías Mesiánicas son aún más evidentes en atribuir la deidad al Ungido del Señor.
Isaías 9:6, por ejemplo, es una promesa evidente del Mesías. Da una serie de nombres que se aplican a él: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno o [“padre de la eternidad”], Príncipe de Paz.”. Una profecía anterior de Isaías, se halla en Isaías 7:14, le da el nombre de Emmanuel, lo cual literalmente quiere decir: “Dios con nosotros”.
Miqueas 5:2 profetizó que el lugar del nacimiento del Mesías sería Belén, y habló de él con estas palabras profundamente importantes: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.
En Malaquías 3:1-2 encontramos una de las profecías más evidentes, más vívidas del Mesías entrante. Marcos 1:2 identifica este versículo como una profecía de Cristo:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.”

Note que retrata a Jesús como Señor (ésta es la palabra hebrea Adonai), quien viene a Su templo. Y él viene a hacer una obra de juicio divino.

2. Jesús es llamado Jehová

En este punto los bien entrenados Testigos de Jehová quieren hacer una distinción entre la palabra Adonai, la cual es “Señor” traducida en la mayoría de Biblias inglesas, y la palabra Jehová (o Yahweh), también traducida “Señor” en la mayoría de Biblias inglesas. Si usted quiere señalar la diferencia entre las palabras en la mayoría de las traducciones, cuando el original es Adonai, la palabra “Señor” aparecerá en letras mayúsculas y minúsculas; cuando la palabra hebrea es Jehová, la palabra “Señor” aparecerá en letras mayúsculas y minúsculas.

Supongamos que los hipotéticos puntos de los Testigos de Jehová señalen que en todos los versículos que me he referido hasta ahora se ha utilizado la palabra Adonai y no Jehová. Puesto que los Testigos de Jehová creen que Jehová es el único nombre verdadero de Dios, cualquier pasaje que aplique el término Jehová a Cristo concluyentemente desbarataría su teología entera. ¿Existirán tales versículos?

Ciertamente hay. El Salmo 23:1, por ejemplo, dice, “Jehová es mi pastor”. Jesús muy claramente se aplicó este pasaje a Sí Mismo en Juan 10:11, 14 cuando él dijo, “Yo soy el Buen Pastor”. Y el escritor de Hebreos también le aplicó este pasaje a Cristo en Hebreos 13:20, cuando él escribió: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,” – Jesús nuestro Jehová.

¡En Isaías 6:5, cuando Isaías tuvo la visión del cielo, con el Señor sentado sobre su trono alto y sublime, él dijo, “…!!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”. Pero el apóstol Juan, con respecto a este mismo incidente, escribe que Isaías vio la gloria de Cristo, “y habló acerca de él” (Jn. 12:41).

En la profecía famosa de Juan el Bautista encontrada en Isaías 40:3, Jesús es llamado Jehová: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.”.

Y en Jeremías 23:5-6, un texto muy crucial para la doctrina de la justificación por la fe. Este verso introduce un nombre nuevo para Dios, Jehovah Tsidkenu, “Jehová nuestra justicia”. Note a quienes es aplicado: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. [Esta es claramente una profecía mesiánica.] En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” (Jer. 23:5-6).

He aquí hay un pasaje muy familiar, Joel 2:32: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo”. Tanto Hechos 2:21 y Romanos 10:13 citan ese pasaje, aplicándole el título Jehová a Cristo.

El simple hecho es que los Testigos de Jehová no son testigos del Jehová verdadero de la Escritura. Rechazan a Su testigo y el testimonio de Su Palabra de que Cristo mismo es Jehová quien vino en carne humana a la tierra.

3. Los Títulos Reservados para Jehová son Aplicados a Cristo...(Sigue leyendo)

Ver más en Se trata de Jesús.

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